No tengo un solo pero... Es un lugar en un entorno precioso. La gente del pueblo muy hospilararia y que decir de Laura la dueña de la Posada.. No ha podido portarse mejor con nosotros. Es toda una anfitriona teniendo en cuenta que no éramos los únicos clientes. La atención de 10. Las vistas a la montaña desde la habitación un privilegio verdadero. En 3 palabras: gracias a todos!