El sitio es muy bonito y cada día ves a un oso perezoso y ranitas en el jardín. Lo único malo es que en la habitación hay muchos insectos y no sale agua caliente en la ducha. El desayuno fue muy escaso (1 tostada partida por la mitad, una rodaja de tomate partido por la mitad y 1 huevo batido, y café..) nos quedamos con hambre. Los propietarios son muy agradables y cada día te localizaban al oso perezoso.