Lugar de ensueño, perfecto para respirar tranquilidad en medio del río y el mar... y ballenas, muchas! La atención de Angélica (logística), de Doreida (la chef) y Ciara (profe de yoga) fue amena y precisa. Comida deliciosa, lugar increíble, lleno de paz. Una semana fue poco para disfrutar de todo lo que este lugar tiene para ofrecer! Volveré!