Para ser justos, este hotel (Restaurant & Retreat) tiene un aspecto hermoso. Está enclavado donde abunda la naturaleza y los paisajes que lo visten son en verdad bonitos.
La llegada es algo complicada, ya sea por Atotonilco o por la carretera a Dolores te encontrarás terracería y charcos profundos especialmente si es temporada de lluvia.
Una vez en la recepción empiezas a notar la ambientación de muy buen gusto; los muebles, las luces, el sonido, todo dispuesto para invitarte a descansar... el check in fue rápido y sin complicaciones.
Nuestro problema empezó al llegar la noche e ir a dormir: Nos quedamos hospedados en la habitación llamada "Sueña" y soñar fue precisamente lo único que no pudimos hacer. El sonido de una bomba de agua que se activa y desactiva cada 60 segundos se cuela al cuarto lo cual hace imposible descansar, y desafortunadamente junto a nosotros estaban unos baños para uso común con un olor asqueroso que se filtra a la habitación, en verdad sucios y desatendidos.
El mobiliario del cuarto es contrastante: lo mismo encuentras muebles preciosos de madera apolillada que tapetes sucios y viejos de muy mal aspecto. Le falta mantenimiento a las llaves, regadera y mosquiteros... y por otro lado puedes disfrutar de un café muy fino cortesía de la casa.
La comida es buena aunque nada fuera de este mundo, las margaritas demasiado dulces y el pan delicioso.
La alberca nos resultó muy divertida... aunque también estaba sucia.