Ubicado a dos cuadras de la Av. El Sol y Quoricancha, el hotel es una casa antigua transformada en hotel. El staff es muy amable y todo está bastante limpio.
La habitación era muy espaciosa, con piso de madera y techo alto. Debido a que es una estructura antigua, es muy fría. Teníamos que tener puesto el abrigo en todo momento dentro del hotel. En la habitación había un calentador portátil, pero tenía el enchufe quemado y no lo utilizamos. Las camas eran muy cómodas y la ducha tenía buena presión de agua caliente.
El desayuno era básicamente fruta y pan. A pesar que se supone que durara hasta las 9 am, en una ocasión nos llamaron a la habitación para informar que acabaría a las 8 am. Preparaban muy pocos huevos revueltos y cuando se acaban, no volvían a poner, aunque aún faltara una hora u hora y media para finalizar el servicio del desayuno.
Ofrecen servicios de tours con una compañía privada y fue muy buena. Don Carlos fue muy amable, nos explicó todo y siempre estuvo atento a nosotros. No realizamos uno de los tours y nos devolvieron el dinero correspondiente.