El hotel-Quinta da Lua es un capricho para viajeros en busca de relax y cero aglomeraciones en sus vacaciones. Con 10 años de antigüedad, y reformas constantes, según nos comentaron, la estancia es muy agradable y acogedora, incluso cuando el tiempo no acompaña.
Carece de mini bar o servicio de restauración para casos en los que no apetece ir hasta el pueblo ( a unos km en coche), y eso es el fallo principal.
Sin TV en las habitaciones, hay equipo de música y cds piratas para ambiente chill out.
Cuartos de buen tamaño, salvo los cuartos de baño, un poco pequeños.
Tarifa elevada para la zona.