Es la casa de una familia realmente agradable y acogedora que no dudará en ayudarte o en guiarte por los alrededores.
Puedes alquilar una de las habitaciones del segundo piso y hacer vida normal con ellos y el resto de inquilinos. Por las noches es habitual reunirse todos en el salón mientras se charla y se toma algo.
Mi experiencia en Ishigaki no habría sido la mitad de buena si me hubiera hospedado en otro lugar.
Volveré a elegir este sitio la próxima vez que visite la isla, sin duda. Ya les echo de menos.